Lejos del “encontronazo” entre el exgeneral Rafael Percival Peña y monseñor Francisco Ozoria, capturado en un video, este incidente deja una onda expansiva cuyo efecto en niños, adultos, jóvenes y ancianos es incalculable en el tiempo, y pudiera derivar en injusticia.
“Yo no le tengo miedo a esa vaina…; usted está loco coñ…, no me va a meter presión”, respondió visiblemente enfurecido Percival Peña al padre Ozoria.
A juzgar por el corto video del hecho colgado en las redes sociales, aparentemente se trató de una acción del prelado católico que generó una reacción del general retirado, que a simple vista muchos la han calificado como injusta.
El escenario en que sucedieron los hechos, supuestamente en la Catedral, también deja mucho que decir.
Una muestra es que tan pronto terminó la vvoz furiosa del general, se escuchó otra de un niño que, lleno de sorpresa, exclamó: Al padre señor, al padre…
La dimensión de la respuesta del último, su actitud violenta y el uso de improperios en contra del sacerdote, supuso para muchos un trato injusto hacia una autoridad religiosa, de parte del general Percival Peña.
En muchas personas queda la duda sobre qué habría dicho el padre que provocó que el general tomara un “cañón” como respuesta.
Lo que sí se sabe hasta ahora, por lo que se vio en el video, es que monseñor dio la espalda al ex alto oficial, mientras este le hablaba en forma desafiante.
¿Injusticia?
Ha quedado demostrado que, sin importar la naturaleza de la situación, los choques entre autoridades respetables de diferentes ramas dejan consecuencias en la población llana que luego se convierten en injusticia, muchas veces inmanejables.
Hechos que aún quedan en la memoria de los dominicanos son las reacciones de civiles contra altos oficiales activos de la Policía, a quienes le han dado hasta bofetadas por una simple requisa rutinaria.
Lo mismo ha ocurrido con policías de tránsito, masificada a partir de hechos como el ocurrido con el general José Manuel Frías Rodríguez y dos agentes de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre, quienes pretendían multarlo por haberse parqueado mal.